¡Qué fascinante es la capacidad del ser humano para salir de los malos momentos y seguir adelante!
Pero si asombrosa es su fuerza y entereza ante los problemas, más alucinante es la capacidad del hombre para sacar a otro si se lo propone.
Hoy que me encuentro saliendo de una caída, con fuerza para seguir luchando, no puedo hacer otra cosa que sentir el más profundo agradecimiento, hacia aquellas personas que con su paciencia, con sus palabras, con sus llamadas, con sus ánimos, con salidas, con cenas y con momentos mágicos han rellenado el hoyo de arena para que sin dejarlo totalmente llano, pueda continuar mi camino.
Como un cuento(resumido) de uno de los que tanto me enseña con lo que escribe, Jorge Bucay.
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde pero era inútil; solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse.
Una de ellas dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco. La otra rana, más persistente siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas, decidió luchar hasta su último aliento.
Y de pronto, de tanto paladear y batir las ancas, agita y patalear, la nata se convirtió en mantequilla. sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.
Gracias a aquellos que baten un poco la nata conmigo y a los que me animan para que yo siga adelante. SIEMPRE ADELANTE.
